La estrategia del MIR ante las elecciones de 1970

COAPO

Hoy que el proceso de rearticulación del MIR está en marcha, pareciera inquietar a ciertos sectores políticos, que se sienten cómodo dentro de está institucionalidad. Nos encontramos frente a las mismas prácticas del pasado, ataques personales y prácticas destructivas dentro de las propias filas de quienes se autoproclaman de izquierda, lanzando discursos revolucionarios. 

El MIR a sabido históricamente enfrentar políticamente estos ataques, que buscan frenar el avance de los sectores más conscientes del pueblo.

En 1969 el MIR se posiciona políticamente como un partido fuertemente cohesionado, con una disciplina militante y compromiso revolucionario. Resultado del proceso interno de reorganización, que significó la expulsión de aquellos sectores no comprometidos con las tareas militares y de masa del partido. 


  “Sostenemos que las elecciones no son un camino para la conquista del poder. 

Desconfiamos que por esta vía vayan a ser gobierno los obreros y campesinos, y se comience la construcción del socialismo. Estamos ciertos de que si ese difícil triunfo electoral popular se alcanza, las clases dominantes no vacilarán en dar un golpe militar. (…) Por todo ello, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria no desarrollará ninguna actividad electoral (…) Nuestra tarea fundamental, entonces, será ayudar a empujar el auge que la lucha social evidencia desde hace mas de dos años; evitaremos en la medida de nuestras fuerzas que el proceso electoral frene estos fenómenos y prepararemos desde ya los modelos políticos, orgánicos y militares que ayudarán a mostrar el camino frente al desenlace de septiembre, cualquiera que sea. La acción revolucionaria armada y la movilización combativa de masas será nuestra tarea” Miguel Enríquez. 

El abstencionismo obedeció a la respuesta política, ante las falsas ilusiones de la institucionalidas burguesa. El MIR plantea su estrategia política, ante un escenario que no era favorable para los cambios revolucionarios, instalado la lucha ideológica dentro de la izquierda tradicional.

“Los que allí están buscan la conquista del poder por la vía electoral. Creemos que ese es un camino equivocado, por lo menos no es el nuestro. Pero el hecho de diferir en el método no los convierte en nuestros enemigos. Sólo hace evidente que marchamos por caminos distintos.

 En la Unidad Popular vemos distintos sectores. Por un lado está la gran mayoría de los obreros campesinos pobladores y empleados que buscan por este camino el socialismo, y por el otro, los cuadros y militantes de la izquierda tradicional que aún creen que conquistarán un gobierno de obreros y campesinos por esa vía. Creemos que están equivocados, diferimos de los métodos que utilizan y estamos seguros que pronto recapacitarán de su error”. 

El MIR  dejan en claro la diferencia entre quienes lo conforman, realizando una primera caracterización de la UP: 

“En la Unidad Popular también se encuentran sectores reformistas de izquierda. De ellos nos separan mayores diferencias que van desde aspectos programáticos, como el carácter de la revolución hasta cuestiones de orden táctico y estratégico. Ellos van por camino distinto al nuestro y nunca han visto con simpatía nuestro desarrollo. Pero por encima de todo, nada los convierte en nuestros enemigos. (…) 

Por último, en la Unidad Popular existen fuerzas con las que difícilmente podemos coincidir: los radicales. No creemos en alianzas con ellos, no podemos olvidar su pasado político, ni que muchos de sus miembros son representantes de sectores sociales altos. (…) Estos sectores, más otras fuerzas de dudosa calidad política, han sido los que en la Unidad Popular han moderado aspectos del programa y que hoy frenan el desarrollo de una campaña combativa con llamados a la legalidad y la no violencia”.
El MIR planteó una crítica del programa de la UP, planteando que si bien es de izquierda en sus definiciones fundamentales, tiene imprecisiones y ambigüedades. Sostuvo que la UP: 

 “llama a la formación de un Estado Popular y Democrático y no a un gobierno revolucionario de obreros y campesinos. Asegura la existencia de sectores de industria privada durante el futuro gobierno popular sin definir su magnitud y peso económico y se cuenta como fuerzas aliadas a empresarios medianos, sector social que no se entra a definir. No se precisan los mecanismos de movilización, acceso y defensa del poder por las masas, sino en términos puramente formales y generales. Estas y otras limitaciones no alcanzan, en todo caso, a invalidar la tendencia esencialmente reformista de izquierda del programa”.

El MIR fue crítico al proceso electoral de 1970, así mismo leal al Presidente Allende desde el primer día de su mandato. 

  “El triunfo electoral de Allende, la brusca apertura de las libertades democráticas y la extensión de las movilizaciones populares que éste significó, encuentran al MIR entonces, relativamente implantado en el movimiento de masas aunque todavía inclinado fundamentalmente a los métodos conspirativos de lucha y aún inexperto en las formas de lucha politica y de masas que exigía la nueva situación. Una vez más es Miguel quien mejor comprende en el MIR, en septiembre de 1970, la nueva orientación de las tareas del Partido a raíz del ascenso de Allende al gobierno y, un año más tarde, el retraso del MIR en la lucha por disputar al reformismo y al centrismo chilenos la conducción de la clase obrera y el pueblo. El Partido se adapta velozmente al nuevo período de la lucha de clases nacional, un período de carácter pre – revolucionario, y acelera y profundiza su preparación militar para enfrentar, a la cabeza de las masas, la inevitable arremetida contrarrevolucionaria de la burguesía.  “la mayoría electoral de la UP significa un inmenso avance en la conciencia política de los trabajadores, que con certeza favorecerá el desarrollo de un camino revolucionario en Chile. 

(…) Que la UP asuma el gobierno no significa que inmediatamente se produzca la conquista del poder por los trabajadores o el socialismo en Chile. (…) se lucha para que la izquierda sea gobierno, o sea, que los cargos públicos de Presidente, Ministros, etc., sean ocupados por la izquierda, pero hasta aquí, desde el aparato represor del Estado capitalista hasta la explotación y miseria en los campos y ciudades de Chile permanecen intactos. La meta es la conquista del poder por los trabajadores, ya que sólo existe cuando las empresas extranjeras y los bancos son de todo el pueblo en los hechos, cuando las fabricas, las minas y los fundos son en realidad de los obreros y los campesinos”.
El MIR propuso apoyar las medidas del programa de la UP, porque golpeaba núcleos vitales del sistema capitalista. Por tanto, se impulsó la realización de este programa y buscando su radicalización en las masas, colocándose como tarea urgente la defensa del triunfo electoral, todo esto planteando la exigencia de que no existiera alianza con la Democracia Cristiana en el Congreso ni conciliación alguna sobre su programa.

  « “En primer lugar buscamos crear un “frente” de las distintas fuerzas de la izquierda, definido por el objetivo de defender un eventual triunfo de Allende de un golpe militar reaccionario. Para ello, en primer lugar estrechamos nuestras relaciones, buscando emprender tareas conjuntas, con las organizaciones conocidas como “izquierda revolucionaria” (…) En segundo lugar, estrechamos relaciones con lo que llamamos “sectores revolucionarios”, refiriéndonos a grupos “fraccionales o tendenciales” que existen dentro de la izquierda tradicional. En tercer lugar, se abrió la relación con altos personeros de la Unidad Popular (…), con los que se llegó a algunos acuerdos (…). En cuarto lugar, se buscó estrechar la relación con el PS, especialmente con el sector de Izquierda. No hubo relación con el Partido Comunista, si con el MAPU a nivel de Dirección Nacional”.»
Una vez ratificada la victoria de Allende en el Parlamento, previa firma de un documento de garantías constitucionales con la DC.

El MIR definió su postura respecto de la UP, ya como gobierno: 

“nuestras posibilidades de apoyo u oposición a lo que la UP realice, no significarán desviaciones oportunistas nuestras, en la medida que tenemos claros nuestros objetivos y nuestro camino. Por incorporarnos al proceso que la UP conduce, corremos el riesgo de sepultar en el desprestigio el camino del socialismo en Chile y en America Latina, si sus vacilaciones priman sobre sus avances y el proceso se frena. No obstante, una oposición “purista” y ciega puede aislarnos de un proceso que, pasando por un enfrentamiento de clases históricamente significativo, pueda ser el inicio del camino al socialismo. En lo inmediato, empujaremos desde aquellos aspectos que coincidan con nuestra política”.
Esta postura guió sus acciones y relaciones iniciales con el gobierno de la UP, caracterizándolo de no ser un gobierno burgués. Por lo tanto, no primaría el enfrentamiento directo sino más bien la crítica y la exigencia política por izquierda.

Autor: Radio Liberación Primera Línea

...parte de esa cultura de vida y dignidad de nuestros pueblos.-

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